lunes, 5 de mayo de 2025

Quien calcula compra en SEPU


Se cumplen 90 años de la inauguración de los antiguos almacenes SEPU en Barcelona, un centro comercial que fue símbolo de una época y elemento identitario de la Rambla. El 9 de enero de 1934 por los empresarios suizos de origen judío Henry Reisembach y Edouard WormsLa constituyeron en Barcelona la empresa Sociedad Española de Precios Únicos (SEPU) con un capital social de 3 millones de pesetas. Su objetivo era, textualmente, “la explotación de almacenes para la venta al por menor de toda clase de operaciones financieras, comerciales o industriales por cuenta propia o de otras entidades”, El primer gran almacén se abrió en Madrid en agosto de 1934, en un edificio de inspiración francesa en la Gran Vía que perteneció diez años antes al almacén Madrid-París. En el número 120 de la Rambla dels Estudis fueron adquiridos unos terrenos que antaño ocuparon unos jardines pertenecientes al Palau Moja cuyo propietario el marqués de Comillas vendió previamente. Allá el arquitecto  Ricard Churruca erigió para los nuevos almacenes un edificio de estilo neoclásico, de dos plantas más subterráneo. El conjunto se completó con la adquisición de una logia obra del arquitecto Antoni Rovira i Trias erigida en 1856. Tenía una superficie de 2.500 metros cuadrados. Finalmente, un año después de Madrid, el 26 de marzo de 1935 a las 15:00h se inauguró la sucursal barcelonesa. Las oficinas centrales se hallaban en la Via Laietana.


Aunque algunas fuentes aseguran que la idea inicial era la de configurarse como un gran almacén, desde el principio adoptó la fórmula del almacén popular, que estaba alcanzando en esos momentos en Europa un gran desarrollo y una enorme rentabilidad y que parecía más apropiado a las características de la sociedad española. Por este motivo en sus inicios el negocio destacó por su política de vender productos a precio único, más bajo que la competencia, de ahí que llegó a definir su popular eslogan “Quien calcula compra en SEPU”. Siendo un caso muy parecido al practicado por los almacenes Woolworth, ofrecían una amplia variedad de productos en un mismo edificio y establecían un precio único, pues todos los artículos costaban entre 1 y 5 pesetas. A todo ello fueron ejemplo de modernidad al convertirse en los primeros almacenes de la ciudad, junto con los almacenes Jorba, en dotar de escaleras mecánicas. Tenían distribuidos los productos en secciones por las diferentes plantas. No existía una clara especialización, pues en la planta sótano se encontraban objetos de regalo, cristal y porcelana, accesorios de baño y cocina, electrodomésticos, ropa de cama, toallas y flores; en la planta baja, perfumería, bisutería, marroquinería, fotografía, maletas, bolsos, deportes y ropa de hombre y mujer; y en la planta primera, confección, ropa de niño y bebé, ropa interior, papelería y juguetes de campo y playa.


Los propietarios, al residir en Suiza, la que la propiedad estuvo siempre separada de la gestión, de manera que los primeros nombraban a un director general y éste a su vez a los directores de cada centro, pero no intervenían directamente en la gestión del negocio.
Al poco tiempo de su apertura sufrieron una campaña de difamación antisemita orquestada por el partido político Falange Española, en cuyo diario “Arriba” acusaba directamente a la empresa de explotar a sus empleados incluso asegurando en sus artículos de que gozaban de privilegios gracias a algún tipo de complicidad con el poder y de que existía una conspiración judeo-masónica. No obstante, estaba comprobado de que las condiciones laborales de los trabajadores eran buenas, con una jornada laboral de 8 horas y un sueldo digno.


Al estallar la Guerra Civil sus propietarios se alinearon con el bando republicano y permitieron que la fachada sirviera para anunciar propaganda. Ya en la postguerra, tras ser utilizados los almacenes por parte del llamado Auxilio Social, la situación se normalizó y la empresa pasó a manos de la familia suiza Goetschel, herederos de los fundadores. Los almacenes mantuvieron su rentabilidad ya que estaban dirigidos a una clientela de clase media o media-baja con una gama de precios populares. El sistema de precio único que les dio la fama fue definitivamente sustituido por el de precios variables como el de otros centros comerciales. Los años cincuenta fueron prósperos y se efectuaron reformas en lo referente a iluminación, calefacción y sistemas de seguridad. El sistema de electricidad se reforzó mediante un sistema de autoalimentación en caso de fallo del suministro exterior. El aire acondicionado y la calefacción distribuían aire tratado, a través de canales de obra de fábrica de ladrillo enyesado, caldera de gasoil, compresores, condensadores y humificadores de aire, por medio de recirculación del agua. Se dispuso, además, de un sistema generalizado y estudiado de seguridad contra incendios para evitar posibles catástrofes. En cuanto al exterior en 1953 el arquitecto Francesc Mitjans Miró efectuó una reforma en la fachada para ampliar el espacio dedicado a escaparate.


A partir de los años sesenta, el empuje y competencia de grandes almacenes como El Corte Inglés y Galerías Preciados supuso una seria competencia que originaría el inicio de una lenta decadencia reforzada con la crisis del petróleo en los años setenta. La razón fue que, pese haber nacido bajo un concepto nuevo no supieron avanzar hacia los deseos del cliente, como fue ofrecer un precio bajo pero con un diseño atractivo y moderno. Por ello se vieron obligados a buscar créditos bancarios y a endeudarse con la Seguridad Social para poder hacer frente a sus pagos. Si en 1973 la empresa disponía de 955 empleados, en 1982 era de 521 y sólo un año después únicamente un centenar. En 1984 declaró la suspensión de pagos en 1984 y una década más tarde, ante el progresivo e imparable descenso de las ventas se encarecieron los préstamos solicitados. Finalmente, tras fallar en la reestructuración de la deuda, la empresa cerró en septiembre del 2000. Ya al inicio del nuevo siglo XXI fueron vendidos al holding australiano y británico Partridge & Company con la intención de ampliar capital y de reflotar la situación mejorando la logística. Sin embargo la remontada nunca fue posible y acabaron por cerrar en 2002 las dos últimas sucursales de Madrid y Zaragoza, con deudas acumuladas superiores a los 13 millones de euros.


Posteriormente el edificio se aprovechó para otros usos, si bien ningún negocio tuvo larga duración. Así, en 2003 abrió el restaurante de diseño Attic el cual, tras cerrar sus puertas le sustituyó en 2015 el primer café oficial de la NBA de Europa, el cual se vio obligado a cerrar en 2020 con motivo de la pandemia. También llegó a abrir una óptica, una tienda de ropa y una tienda de deportivas Nike. En la actualidad parte de la planta baja acoge una tienda de ropa y calzado tipo outlet de la firma Bata. Con la reforma de la Rambla es un deseo encomiable que el edificio acoja algún uso comercial o cultural que permita reaprovecharlo y darle un nuevo impulso, convirtiéndolo nuevamente en un elemento identitario del paseo barcelonés.

Fotos: Jordi Subirana, Manel Armengol, www.gastronomistas.com.

viernes, 25 de abril de 2025

Franciscus: in te, Domine, speravi


En parte por sorpresa, en parte previsible, recibimos la noticia del traspaso de S.S. Papa Francisco el pasado lunes día 21 a los 88 años de edad tras sufrir una larga enfermedad. El mandato de Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires 1936 - Roma 2025) no ha dejado indiferente a nadie sino que ha generado variedad de opiniones, por lo que su marcha hacia la Casa del Padre, como dirían muchos católicos, me lleva a hacer una serie de reflexiones muy personales. Mi valoración, lógicamente subjetiva y, por tanto, criticable y discutible, se basará en mi creencia como deísta, es decir, como creyente no religioso, si bien admito estar inevitablemente influido por la tradición y la cultura cristiana que siempre he defendido como seña de identidad de la civilización occidental europea, así como también reconozco sentir gran respeto y admiración por las enseñanzas de Jesús y fascinación hacia Él.


Desde su llegada al Pontificado el 13 de marzo de 2013 Francisco adoptó una línea aperturista y digamos, entre comillas, “progresista” (término usado con cautela) como lo fueron Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, en contraposición a su predecesor Benedicto XVI (conservador severo) y San Juan Pablo II (conservador moderado). Su mandato al frente de la Iglesia Católica se basó en el diálogo y el entendimiento e intentar abordar tanto los problemas que plantea la sociedad moderna como los retos del siglo XXI: luchar contra la pobreza, luchar contra las desigualdades sociales, el diálogo interreligioso, hacer compatible ser persona de ciencia y persona de fe, acabar con la pena de muerte, proteger el medio ambiente, combatir los casos de pedofilia y abusos sexuales en el clero, luchar contra la corrupción en el Vaticano, abogar por un trabajo de calidad y contra la precariedad y la esclavitud, promover un modelo educativo basado en la integración y la cultura del encuentro, mostrar respeto al colectivo LGTBIQ y fomentar la igualdad y equidad de la mujer. Sí que mostró en cambio actitudes contrarias al aborto, a la eutanasia y a ciertas posturas de la ideología de género.


Al igual que Juan XXIII  quiso renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos, buscando los caminos de unidad de las Iglesias cristianas, tomando lo bueno de la época presente y estableciendo puentes de diálogo con el mundo moderno centrándose primero en aquello que une y no en lo que separa. Asimismo, consideró que el diálogo era la mejor forma para dar solución a un conflicto, invitando a observadores de las diferentes religiones así como a los miembros de todas las Iglesias cristianas. Al igual que Pablo VI exigió cambios significativos a favor de los pobres en el Tercer Mundo. Se propuso la búsqueda de la paz social y la justicia en el mundo, así como mejorar la comprensión de la Iglesia Católica. En sus visitas a países comunistas, participó en un diálogo con las respectivas para mejorar la situación de la Iglesia en dichos estados. Pidió como el llamado "Papa peregrino" amar no sólo a los católicos, sino también a cismáticos, protestantes, anglicanos, indiferentes, musulmanes, paganos y ateos. Y al igual que Juan Pablo I ofreció la imagen de hombre amable, cercano y bondadoso y quiso aplicar reformas en campos como la economía y las finanzas, la administración, los tribunales eclesiásticos, el derecho canónico, las comunicaciones sociales, la sanidad, el laicado y la familia.


El papado de Francisco ha tenido como consecuencia un aumento del número de católicos en el mundo, pasando de 1.254 millones de personas en 2013 (año en que tomó el Anillo del Pescador) a 1.406 millones en 2025, siendo los continentes africano y asiático donde más se ha experimentado dicho incremento. Igualmente también se ha experimentado un notable crecimiento del número de jóvenes convertidos al catolicismo debido a la pandemia, al auge de Internet y a la búsqueda de alternativas más profundas frente a enfoques religiosos más moderados. Solo el número de vocaciones a cargos clericales continúa a la baja probablemente por culpa del celibato forzoso, algo que no ocurre en otras confesiones cristianas donde los clérigos pueden acceder al matrimonio. Igualmente la prohibición a que la mujer acceda al sacerdocio podría ser un factor que jugara en contra de dicho aumento, salvo en la Iglesia Luterana donde sí se permite la presencia de sacerdotisas.


Tras la muerte de Francisco se debate quién debería de ser el nuevo Papa y qué línea debería adoptar. En la actualidad son presentes diferentes posiciones en el seno de la Iglesia Católica, desde la conservadora hasta la progresista, desde la línea dura hasta la línea moderada, y desde la tradicionalista hasta la aperturista. Siempre he creído absurdo la existencia de estas diferencias si tenemos en cuenta que el mensaje que nos ofrece la Biblia es claramente objetivo. Es falsa aquella afirmación de que los textos sagrados tienen muchas interpretaciones, pues no creo que quienes los escribieron jugaran a los dados. Así, cuando Jesús predicó sus enseñanzas jamás lo hizo con la intención de que cada uno lo entendiera a su libre razón. Por poner un ejemplo, que nos amáramos los unos a los otros significa exactamente lo mismo tanto si eres conservador como progresista, radical, moderado, tradicionalista o aperturista y no hay más que una sola interpretación. Punto. El problema lo tenemos en el momento en que la religión se politiza, se usa para hacer partidismo y lo más grave de todo: se modela, se tergiversa y se manipula a intereses e ideologías personales, es decir, se inventa un Dios a la medida de uno para ponérselo de su parte y así justificar ciertas acciones, decisiones e incluso barbaridades. Todo ello no hace sino alejarnos de la palabra de Dios y del verdadero mensaje que Jesús nos dejó.


De todos los candidatos se plantea cuál de ellos sería el más adecuado para convertirse en nuevo Papa. Supongamos que Jesús regresara a la Tierra en carne y hueso y se paseara por las calles de las ciudades ahora en pleno siglo XXI, veamos entonces los siguientes supuestos: 1) si se encontrara frente a un homosexual: ¿lo abrazaría como a un hijo suyo o bien lo repudiaría al grito de “fuera maricón de mierda”?; 2) si se encontrara frente a una mujer que aspirara a un alto cargo mayoritariamente ocupado por hombres: ¿la felicitaría y la alentaría a seguir adelante o la mandaría a la cocina a fregar platos?; 3) si se encontrara a un grupo de personas de otras razas, religiones y culturas: ¿los saludaría como a hermanos o los deportaría a su país?; 4) en una guerra entre dos países: ¿mediaría por la paz y porque ambos bandos se amaran los unos a los otros o bien bendeciría los tanques (como hizo el Papa Pío XII) y firmaría sentencias de muerte?; 5) ante la contaminación del medio ambiente: ¿pediría que se respetara los animales y las plantas como criaturas de su Padre o mostraría indiferencia ante la destrucción del sistema natural?; 6) frente a las personas de otras confesiones religiosas: ¿abogaría por un diálogo interreligioso, el entendimiento entre todos y la puesta en común de valores fundamentales o bien decretaría una guerra entre religiones?; 7) en los casos de abusos sexuales hacia menores por parte de clérigos: los condenaría o bien los encubriría?; y 8) ¿Estaría Jesús contento de ver una Iglesia multimillonaria y elitista llena de tesoros mientras hay hambre y pobreza en el mundo, de ver cómo cada uno interpreta sus enseñanzas a su libre albedrío y las adapta a sus intereses egoístas, y de cómo el mundo ha asesinado y oprimido (y lo sigue haciendo) en nombre de su Padre?. Parece ser que en todas las cuestiones expuestas las respuestas de cada caso son claras, pues he aquí cómo debería de actuar el nuevo Papa y, por consiguiente, hacia dónde debería orientar la Iglesia Católica. Sin duda, Jesús sería ineludiblemente el referente a seguir, ya que bastaría imaginar cómo reaccionaría ante los retos que plantea el mundo actual.

Fotos: ATLAS, Buena Voz Católica, EFE, Infobae, Observatore romano, Prensa del Vaticano, Tribuna de la Bahía,